El FMI advierte de que la guerra y la inflación pueden descarrilar la economía mundial


 La invasión rusa de Ucrania y las tensiones en los precios pueden causar un frenazo en seco de la economía mundial. Lo sabremos en uno o dos meses. La incertidumbre es tal que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado sus previsiones y, en vez de presentar un nuevo escenario, como hace siempre, ha elaborado dos. Uno, el central; el otro, el "alternativo". En circunstancias normales, este último hubiera sido denominado "escenario pesimista" o "a la baja". Pero las posibilidades de que se dé esa segunda opción son tan altas que la institución ha preferido curarse en salud. La 'nueva normalidad' es, así pues, el pesimismo. Como explica el Fondo en la revisión, la economía mundial se contrajo en el segundo trimestre, algo que, con la excepción del Covid-19, no había sucedido desde 2009. Su dictamen se resume en una frase: "Una recuperación provisional en 2021 ha sido seguida por una serie de desarrollos crecientemente sombríos en 2022, a medida que los riesgos empiezan a materializarse".


Incluso en el escenario más favorable, vienen curvas. Si Vladimir Putin no corta el gas a Europa -algo que ya está haciendo-, ni los países democráticos endurecen las sanciones a Moscú, ni la inflación sigue desbocada, ni las condiciones financieras empeoran, el crecimiento de la economía mundial será de solo el 3,4% este año, y del 2,9% el que viene. Si alguno de esos peligros se materializa, la situación será muy mala, con un crecimiento mundial del 2,6% este año y de apenas el 2% el que viene, lo que significa recesiones en EEUU, Alemania y Francia, entre otras potencias.


El problema es que esos peligros ya se están materializando. En especial los dos que más daño causarían, según los modelos del Fondo: el recorte del gas ruso y la inflación. Moscú ha recortado sus envíos de gas a Europa en un 40% en lo que va de año, según el FMI. Ha dejado sin gas a media docena de países. Y mañana impone una nueva reducción de las entregas a Alemania, que apenas recibirá la quinta parte del volumen de gas habitual en estas fechas. La inflación no da señales de caer. Los bancos centrales siguen subiendo tipos. La semana pasada, el BCE lo hizo en medio punto; mañana, la Reserva Federal volverá a hacerlo en tres cuartos de punto.


Y las condiciones financieras se están deteriorando. En EEUU, el precio de la vivienda está cayendo en un número creciente de áreas urbanas, mientras que, a nivel global, el 60% de los países de ingresos bajos están en una situación problemática para financiarse, y los problemas están empezando a extender a los mercados emergentes, de modo que la crisis financiera de Sri Lanka, que ha provocado el colapso de su Gobierno, podría ser el anticipo de otras por venir. En Europa, el riesgo de una reedición de la crisis del euro que arrasó la economía de la UE está muy presente. Aunque el FMI valora muy positivamente la creación el jueves pasado por el BCE de una estrategia para intervenir en los mercados de deuda de los países y tratar de evitar una repetición de lo que pasó entre 2010 y 2014, sabe que, hasta que no estén claros los detalles de la puesta en práctica de ese plan, no será posible saber si el peligro está conjurado.


De modo que el escenario alternativo es, en realidad, el que ya tenemos. Y si se confirma su impacto será enorme. Incluso sin calcularlo, el Fondo ha recortado sus previsiones para este año de una manera brutal. Los principales culpables son las dos locomotoras de la economía mundial: Estados Unidos y China. El FMI recorta las previsiones del primero de ellos en 1,4 puntos en relación a abril, hasta el punto de dejarlas en el 2,3%.


Para 2023, las reduce aún más, hasta el 1%, lo que da a entender que ese país lo tendrá muy difícil para evitar una recesión, dado que ese crecimiento tan bajo probablemente no impida que el PIB caiga dos trimestres consecutivos, que es la definición tradicional académica tradicional de "recesión". De hecho, el presidente de ese país, Joe Biden ya dijo ayer que "si Dios quiere", EEUU no sufrirá una recesión este año o el que viene, lo que parece una declaración de impotencia. Pasado mañana, el dato preliminar del PIB de EEUU en el segundo trimestre puede confirmar la gravedad del frenazo en la mayor economía del mundo.


Con China, la bajada es brutal. Los confinamientos del Covid-19 harán que ese país solo crezca el 3,3% este año. Es la menor cifra de crecimiento en toda la base estadística del FMI, que se remonta hasta hace 42 años, con la sola excepción de 2020, cuando la segunda economía del mundo solo creció un 2,2% debido al Covid-19. Es algo sin precedentes en el mundo contemporáneo, que se resume en datos como que España y Canadá crecerán más que China este año, e incluso Gran Bretaña apenas quedará una décima por debajo del gigante asiático. Dado que China ha suministrado desde 2005 un tercio de todo el crecimiento económico de la economía mundial, la reducción de su ritmo de actividad económica tendrá un impacto muy considerable.


Fuente: https://www.elmundo.es/economia/2022/07/26/62dfdf2be4d4d874188b4594.html